un pasillo de hospital de luces titilantes

-Hola… ¿Cómo estás?,- bien y tú?, se escucha una voz a lo lejos, no puede ver nada, solo una negrura que ni siquiera él puede verse, y flota, flota dentro de esta negrura infernal, vuelve a hablar, ¿Quién eres?... y escucha de entre la negrura otra respuesta, soy Antonella- , Antonella, no me suena ese nombre… desde las sombras escucha, ¿y tu quien eres?... soy Andrés, la voz de las sombras vuelve a hacerse presente, mmmm… tu nombre tampoco me suena. ¿Y de dónde nos conocemos?... y la dulce voz vuelve a responder fue hace 90 años en un hospital ¿no recuerdas?, así en un oscuro pasillo de hospital de luces titilantes, en la calurosa noche de verano, donde las ánimas y voces de ultratumba recorrían los pasillos… y nos miramos fijo a los ojos, con ojos inocentes de niños inquietos, entre fantasmas y fantasías de reyes y princesas que conquistan castillos y corazones.

Así es, ¿lo recuerdas ahora? responde la dulce voz entre la negrura infinita, mientras Andrés sigue flotando… Y responde si mientras la negrura se va y el hospital de luces titilantes aparece frente a sus ojos, ahora si puede verse pero no es el joven que recordaba, sino un pequeño de unos 3 años, frente a él una niña de la misma edad… Ella lo mira con unos hermosos y grandes ojos café, que reflejan una paz, inocencia y ternura… tú eres Antonella, dice el niño… la pequeña niña se sonroja, baja la vista, esboza una tímida sonrisa… da media vuelta y de pierde entre ánimas y enfermeras que transitan por este pasillo de hospital de luces titilantes una calurosa noche de verano.

El niño corre por el pasillo, mientras la niña de vestido amarillo, corre entre piernas y faldas sin que nadie pueda detenerla, la niña se mete dentro de una pieza, dos mujeres puestas una al lado de otra en camillas, con un bebé en brazos cada una… una de ellas tiene un niño entre sus brazos mientras que el padre mira con ojos llorosos a su hijo… la otra madre tiene a una hermosa bebita entre sus brazos, el padre mira a su hijita mientras le acaricia la cabeza.

El calendario marca el día 24 de diciembre de 1988, el niño mira la fecha del calendario, q se encuentra detrás de las camillas, el niño sonríe mientras se da cuenta que la noche a pasado y las luces titilantes están apagadas, un haz de luz amarillo entra en diagonal por las ventanas detrás de las madres, orgullosas por sus nuevos retoños , el niño siente que una lágrima recorre su rostro y una extraña niebla de luz amarillenta cubre el lugar, mira la silueta de la niña y dice… ese soy yo el día que nací, la niña solo asiente con la cabeza ¿y la niña que está allí eres tú? … la niña vuelve a mover la cabeza en señal de aprobación.

La pequeña niña se deja ver por completo nuevamente y emprende otra carrera desenfrenada hacia la niebla… El pequeño niño se seca las lágrimas y corre detrás de la pequeña, sin mirar hacia atrás, nuevamente aparece el pasillo de hospital, de luces titilantes donde humanos y fantasmas conviven y transitan por el pasillo, cada uno tras su propio objetivo o misión, la niña esquiva, pasa entre piernas, faldas, sondas y camillas. Una puerta oscura y manchada se aprecia al fondo del pasillo, una puerta de hospital de luces titilantes, parece ser el quirófano, la pequeña abre la puerta y una luz cegadora sale de la oscura puerta… una vez que la luz se desvanece la niña a desaparecido; en cambio corre rauda entre árboles y raíces una hermosa doncella de vestiduras amarillas, el niño continua la carrera y al cruzar la puerta, un príncipe de negras vestiduras montado sobre un corcel de pelaje oscuro corre, tras la princesa, al darle alcance la toma por la cintura y la monta en un solo movimiento sobre el corcel, ella lo toma por la cintura y deja que el destino guie al caballo a un buen puerto.

El corcel de oscuro pelaje detiene su andar, frente a un risco, y el joven pregunta ¿Dónde estamos? ¿Qué ha sido todo esto? … nada responde la bella dama montada aun sobre el caballo, solo estamos en tu imaginación donde tú quieres estar… al escucharme preguntaste donde me habías conocido, yo solo encendí tu memoria y solo salió todo esto… o debo recordar tus palabras iníciales, mira bien… el niño observa y ve que el risco ya no está, el castillo es solo el hospital y el flamante corcel era solo un juguete para niños donde la niña sigue montada… ella responde es como ves el mundo como te gustaría que fuera este mundo que nos rodea.. .tu le agregas magia.

¿Y tú quien eres? Soy Antonella ya te lo dije… y naciste el mismo día que yo… y la niña responde moviendo la cabeza… y muero también el mimos día que tu… ¿y por qué? … la niña mira la cielo y le dice ¿conoces los ángeles guardianes? … SIP responde el niño, bueno nosotros somos así, nacemos el mismo día que tu y morimos el mismo día también… pero te acompañamos toda la vida… la niña está sobre la arena en una hermosa playa… el niño la mira y detrás de sus pies descalzos hay un sin fin de huellas que se pierden en el infinito, las cuales están al lado de las del pequeño niño… el niño ve en tramos los mas agrestes y difíciles que solo hay un par de huellas y el dice… no me acompañaste toda la vida… hay lugares donde solo están mis pies… no Andrés mira bien son mis huellas en tus peores momentos cuando no podías caminar yo te llevé en brazos… pero ahora Andrés es hora de marchar e ir a jugar a un mundo de fantasía e ilusión donde nuestras almas de niños nunca estarán mal.

Una calurosa sala de hospital, de luces titilantes, en una calurosa noche de verano… dos camillas puestas una al lado de la otra… un hombre y una mujer tomados de las manos, se sueltan mientras un pito permanente suena anunciando la llegada de dos nuevos niños a un eterno salón de juegos… el pito recorre un pasillo de hospital de luces titilantes, donde fantasmas y voces de ultratumba recorren los pasillos… donde vivos y muertos conviven y se mesclan con fantasías de dragones, reyes y princesas que conquistan castillos y corazones… el sonido se pierde…

Fin